Los Gatos Cabeza de Conejo ¿Un nuevo felino en Gran Bretaña?. Con Fotos.


La historia de los extraños, por usar un adjetivo convencional, gatos-roedores británicos es larga y compleja. No obstante para ahorrarnos tinta iremos directamente al grano porque hay grano, y por el tamaño de estos bichos, diremos sacos de granos.

Varios son los especimenes raros o bizarros de este nuevo tipo de felino. Es decir contamos con evidencia física para por lo menos tratar de dilucidar que hay detrás de estos simpáticos gatos orejones de cara afilada. Todo comienza en 1980 cuando un guarda forestal logra abatir uno de estos ejemplares en Dufftown, Banffshire, Escocia. Posteriormente lo entregaría a manos de B. Di Francis, investigadora del engorroso tema que tanto la fascina: Los gatos asilvestrados y sus extravagantes variantes. Apuntaremos brevemente que esta investigadora ya participó en el nombramiento de los gatos de Kellas, considerados ahora una subespecie melánica británica del gato salvaje europeo. No bastante ya desde el primer momento que Di Francis vio al animal supo que era algo distinto. “las orejas eran muy largas, casi como las de un conejo, la frente descendía en pronunciada rampa y la nariz era muy abultada” no se parecía a nada conocido, ni siquiera a los especimenes Kellas. El singular cadáver quedo alojado en uno de sus frigoríficos para posterior análisis.

 

Francis disecciono a la criatura para encontrar aun mas sorpresas. El cráneo era macizo y alargado, pero la capacidad craneana era la mitad de la de un gato domestico. Los colmillos eran muy largos, casi como los de un felino dientes de sable en miniatura y los pabellones auditivos eran desmesurados. Su oído seria aun mas agudo que el de un gato. Sin duda alguna estamos ante un depredador de instintos primitivos pero dotado de una excelente y mortífera caja de herramientas diseñada eficientemente para matar a sus presas. El cuerpo media unos 70 cm. de largo y pesaba unos 15 kg., es decir del tamaño de un perro mediano. Francis pensó desde un primero momento que se encontraba ante una nueva especie de paleo félido insular.

Habría que espera hasta los años noventa para volver a retomar todo el asunto. Un nuevo espécimen de gato-roedor era avistado cerca del este de Kilbride mientras acosaba un grupo de patos en un estanque. En este caso el sorprendido cazador y sus perros fueron victimas de un fulminante ataque por parte de la colmilluda e hirsuta bestia. Al divisar al animal uno de los perros corrió hacia la conocida silueta felina para intentar neutralizarla. Sin embargo para sorpresa de todos el gran gato no se acobardó embistiendo al can y mordiéndole en la zona del cuello, logrando derribarlo. Fue entonces cuando el cazador temiendo que su preciado amigo corriese peligro de muerte disparó sobre la encrespada y atlética figura parda.

Una vez el cadáver se encontró en el laboratorio de Francis las similitudes con el animal obtenido diez años antes fueron obvias. Estábamos ante el mismo tipo de criatura. Tanto su morfología externa como interna retrataban la misma especie. Además la identidad de la criatura se vería reforzada con la obtención de una fotografía antigua, de 1938, publicada en la revista “Medioambiente Escocés” en la que un gato-conejo había sido divisado en la localidad escocesa de Moray. 

 

La opinión de los expertos se haya dividida. El Dr. Darren Naish, de la universidad de Portsmouth, Reino unido, alega que las características morfológicas del cráneo apuntan hacia una especie primitiva de felino. No obstante esta suposición amerita un estudio mucho mas exhaustivo. En sus propias palabras, resulta algo difícil de tragar el hecho que un felino casi prehistórico se haya mantenido indetectado hasta épocas tan recientes. No obstante cabe la posibilidad y estudios mas detallados son necesarios. Naish opina que el numero de dientes, distinto al de todos los demás felinos británicos,  el tamaño y la textura del cráneo, así como la configuración de la mandíbula, hacen de estos especimenes un autentico puzzle zoológico de difícil solución.

El Dr Andrew Kitchener, conservador de mamíferos del Museo Nacional de Escocia, es mas escéptico. “Creo que los gatos conejo escoceses son un hibrido entre gatos domésticos y salvajes, o tal vez gatos domésticos con características físicas poco usuales”. “De todos modos estoy mas que abierto a examinar los restos óseos de estos fantásticos animales si llegasen hasta mí”. Aunque los biólogos no se pongan de acuerdo la realidad de estos rarísimos felinos sigue ahí. Hasta que alguien ponga tiempo y dinero para tratar de mapear genéticamente a estos especimenes la duda continuará respecto a su intrínseca naturaleza.

Fuente: Equipo de Esencia21