Especilista advierte que la Virgen de Adeje podría ser la original
Esencia21: No es nada nuevo ni mucho menos novedoso, las pruebas de C14 ya se han realizado y difundido más de una vez (Año 1400 +-150 margen de error) así como las famosas y polémicas radiografías que no contenían nada extraño o fuera de lo normal. Las letras o símbolos del manto se han «traducido» ya en varias ocasiones, no es la primera vez, pero todas esas traducciones están sujetas a interpretaciones y métodos de cada investigador. Sin embargo, no está de más que esta información, destacada en la portada del «Diario de Avisos» del día de hoy, sea también destacada por nuestro Blog. A continuación reproducimos la noticia del Diario de Avisos.
Con sus aciertos o desaciertos históricos, geográficos, religiosos y culturales, el autor de superventas Dan Brown (Estados Unidos, 1964) logró desmontar las bases del cristianismo con El código Da Vinci (Random House, 2003), una ficción que aproxima en un “auge conspiranoico” el posible paradero del Santo Grial, con una misteriosa sociedad secreta llamada el Priorato de Sión y con los Caballeros templarios. ¿Podría haber existido en Canarias un fenómeno de intriga similar? El escritor y periodista José Carlos Gil Marín (Santa Cruz de Tenerife, 1969) descifra, “desde el rigor científico-histórico”, el misterio de la “Virgen neotemplaria de La Candelaria” ubicada en la parroquia de Santa Úrsula del municipio de Adeje en su nuevo libro El enigma templario de Tenerife: la Virgen de Adeje (Cultivalibros, 2010).
Esta investigación desentraña y demuestra que la imagen de la Virgen de Candelaria, que según la leyenda relatada por el religioso e historiador español Fray Alonso de Espinosa se apareció a los aborígenes guanches a principios del siglo XV, “curiosamente, en contra de lo que muchos creen, no desapareció en 1826, sino que sigue entre nosotros”. Así, mediante un estudio innovador, profundo y pormenorizado, José Carlos Gil Marín concluye que “una talla considerada por la Iglesia Católica facsímil de la original neotemplaria de La Candelaria”, que se custodia en la iglesia de Santa Úrsula de Adeje, en realidad “no es una reproducción, sino la imagen original de la Virgen Negra”.
Además, cabe destacar que este doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid ha logrado descifrar y reproducir “íntegramente” en esta obra el extraño código simbólico que oculta la escultura de Adeje en su vestimenta (cuello del vestido, cinturón, extremos de las magas y pie de la túnica), de carácter “neotemplario y del siglo XIV”, un trabajo que demuestra que “las casualidades no existen sino las causalidades”.
El investigador tinerfeño asigna a los Marqueses de Adeje la vinculación de la talla de la iglesia de Santa Úrsula con la original de Candelaria. De hecho, la Cueva de San Blas pertenecía en el siglo XIX al potentado Pedro de Ponte, “muy unido a la masonería”. Según explica Gil Marín, “la Virgen de Adeje presenta una aureola de misterio sobre su origen”, halo que ha llevado a muchos curiosos e investigadores a plantear “la posibilidad sobre si se trata o no de la verdadera Virgen de La Candelaria que encontraron los pastores guanches en las playas de Chimisay”. Este libro va más allá al atestiguar que “en 1826, el Marqués de Ponte (Patrono y Protector de la Virgen), por toda la carga simbólica de la imagen, su trascendencia histórica y el peligro que sobre ella pudiese acechar, en connivencia con los frailes dominicos y aprovechando el temporal, entró de noche y se llevó la imagen a Adeje”. De hecho, “es curiosamente, a partir de 1826 cuando se habla del facsímil de Adeje, no antes”, considerado la primera copia de la real, asegura el autor.
Origen neotemplario
Esta obra -que estará en las librerías canarias a mediados de septiembre- constituye la continuación de una investigación que durante 15 años lleva realizando José Carlos Gil Marín acerca de la figura de la Virgen de Candelaria, y particularmente sobre “la posible presencia templaria o neotemplaria en Canarias”, argumenta, que tuvo su primera parte en la obra Tenerife y el enigma templario. Apéndice sobre el Barranco de Badajoz (2009. El autor espera editar una tercera parte (completando así una trilogía) en la que se hará pública la prueba del Carbono 14 y unas radiografías que se le hicieron a la imagen de Adeje en los años 90, “que dicen que es del siglo XIV”.
Basada en el “redescubrimiento medieval de Canarias, la conquista y evangelización de las Islas en los siglos XIV y XV”, esta segunda parte del El enigma templario de Tenerife no complementa sino que echa por tierra cualquier teoría anterior: la posibilidad mallorquina, la franciscana y la del eremita Fray Alonso de Bolaños, tres hipótesis que postuló Rumeu de Armas; o la leyenda de una flota templaria que enunció Rafael Alarcón así como la de que fue traída por el conquistador normando vinculado a la Orden del Temple, Jean de Bethencourt.
Sin embargo, siguiendo “el principio de la navaja de Occam” Gil Marín ofrece una hipótesis alternativa, “la más evidente”, es decir, la portuguesa: “En 1341 sale de Lisboa la primera expedición que, con afán de conquista, redescubre las islas canarias en el siglo XIV. Una expedición comandada por Alfonso IV de Portugal, que llegó a las Islas con la influencia de los Caballeros de la Orden de Cristo, heredera de la Orden de los Templarios, que hará que una posible Virgen Negra o Virgen solar llegue a las Islas”.
Además, según relata el escritor en esta investigación que ha empleado “todo el material habido y por haber”, “en las primeras expediciones de conquista medieval con afán de inculturación siempre se dejaba depositada una imagen para luego evangelizar en sucesivas viajes”.
Fuente: Nana García – Diario de Avisos
Esta conexión templaria, neotemplaria y masónica con la Iglesia Católica, que tanto puso de moda Dan Brown a principios de este siglo, “lo saben los que investigan y los que están interesados, pero al pueblo llano se le niega, de hecho, el 95% de los canarios siguen convencidos de que la Virgen de Candelaria desapareció en 1826”, sostiene José Carlos Gil, quien ha intentado con esta investigación “romper barreras y acceder a la sociedad canaria, desde el respeto”. Y es que “en la suma de todas las realidades está la verdad”, el conocimiento al alcance de todos.
de un granito de arena hacen al everes
Hola me gustaria saber que es lo que dice
el manto de la virgen de la candelaria
o donde podria verlo.
gracias y un cordial saludo y buena suerte
QUE SE LA DEVUELVAN AL PUEBLO DE CANDELARIA YA QUE ES DONDE DEVE ESTAR LE GUSTE O NO A LOS DOMINICOS
El pueblo de Candelaria tiene su imagen que es la que venera y la que proclaman como su patrona
Si la Virgen de Candelaria apareció en Guimar se queda en Guimar … candelaria tiene ya una imagen …Aunque la verdadera patrona deveria ser la virgen de candelaria de Guimar
viva la virgen de guimar
Este trabajo es un timo.
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Por favor quisiera saber dónde se puede encontrar el significado de las letras del manto de la virgen, gracias.
Un poquito de rigor nos vendría bien a todos, y menos buscadores de fama y contadores de cuentos:
VILLA Y PUERTO DE GARACHICO Víctor Hernández Martín (31 agosto 2010)
En DIARIO DE AVISOS del día 18 de agosto pasado, en primera página y en toda la página 50, se nos anuncia que el escritor y periodista José Carlos Gil Marín en un nuevo libro titulado El Enigma templario de Tenerife: la Virgen de Adeje, descifra el origen de la talla de la Virgen de Candelaria de la parroquia de Santa Úrsula de Adeje, “desde el rigor científico-histórico”.
Se dice en dicha información que “Gil Marín asegura que Pedro de Ponte robó la imagen de la cueva de San Blas (donde entró de noche) con la connivencia de los frailes aprovechando el temporal de 1826, fecha en la que desapareció la imagen” y se añade que “el investigador tinerfeño asigna a los marqueses de Adeje la vinculación de la talla de la iglesia de San Úrsula con la original de Candelaria. De hecho la cueva de San Blas pertenecía en el siglo XIX al potentado Pedro de Ponte, ‘muy unido a la masonería’”.
Fue preciso que lo leyera dos veces para cerciorarme que estaba despierto. Don Pedro de Ponte y Vergara -hijo del genovés Cristóbal de Ponte, fundador de Garachico recién conquistada la Isla de Tenerife, a principios del siglo XVI- vivió en ese siglo y fue el fundador, con su mujer, Doña Catalina de las Cuevas, el 15 de septiembre de 1567, con autorización del Rey Felipe II, del mayorazgo de Adeje, que se continuó en su descendencia.
Y su tataranieto, don Juan Bautista de Ponte-Fonte y Pagés, Primer Patrono General de la provincia de la Candelaria del Orden de Predicadores en las Islas desde el 30 de noviembre de 1659, Regidor Perpetuo de Tenerife y heredero de aquel mayorazgo, fue nombrado por el Rey Felipe IV, en Real Cédula de 21 de noviembre de 1655, Señor jurisdiccional de la Villa de Adeje y elevado por el Rey Carlos II a la dignidad de marqués de Adeje por Real Merced de 26 de marzo de 1666.
Su hija, María de Ponte-Fonte Pagés y Castilla, sucesora en los mayorazgos de su familia y en el patronato general de la provincia de la Candelaria, fue segunda marquesa de Adeje y casó el 12 de septiembre de 1664, con Diego de Herrera Ayala y Rojas (1630-1665), VIII conde de La Gomera, permaneciendo a partir de entonces los títulos de Adeje y de La Gomera unidos en la descendencia del matrimonio.
Por consiguiente, no hubo ningún titular del marquesado de Adeje que se llamara Pedro de Ponte y mucho menos en el siglo XIX, ya que sólo ostentaron el apellido “Ponte” los dos primeros titulares a finales del siglo XVI y principios del XVII y ninguno fue de nombre Pedro.
Domingo de Herrera y Llarena, XII conde de La Gomera y VI marqués de Adeje, fue el último de esta familia que vivió en Tenerife, ya que nació en el Puerto de la Cruz el 7 de mayo de 1714 y murió en su hacienda de “El Durazno” del mismo lugar, el 24 de diciembre de 1766. Sin sucesión de su matrimonio con Marina Benítez de Lugo y de Ponte, la familia se continuó en su sobrina -hija de su hermana Juana- Florencia Pizarro Piccolomini y Herrera, nacida en Madrid el 20 de Junio de 1727 y que fue XIII condesa de La Gomera y VII marquesa de Adeje.
Murió también en Madrid el 4 de agosto de 1794. Casó doña Florencia -que nunca estuvo en Canarias- con Pascual Belvis de Moncada y Mendoza (1727-1781), marqués de Mondejar, de Bélgida, Grande de España… etcétera,, que residiendo en Madrid, fue admitido como socio de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife el 17 de abril de 1779, que había sido fundada solo dos años antes.
De este matrimonio nació Juan de la Cruz Belvis de Moncada y Pizarro, que fue por su madre, desde 1794, XIV conde de La Gomera y VIII marqués de Adeje, y poseyó en Canarias los mayorazgos, honores y preeminencias de sus antepasados de las familias de los Herrera y Ponte, además de los muchos títulos de su padre, aunque nunca estuvo en las Islas. Caballero del Toisón de Oro, Juan de la Cruz nació en Madrid el 1 de diciembre de 1756 y falleció en la misma capital el 20 de octubre de 1835.
Por consiguiente, la noche del 7 de noviembre de 1826 en que desapareció la antigua talla de la Virgen de Candelaria no pudo robar esta imagen ningún marqués de Adeje y mucho menos de nombre Pedro de Ponte (¡al que pertenecía la cueva de San Blas y muy unido a la masonería¡), ya que entonces era su VIII titular Juan de la Cruz Belvis de Moncada y Pizarro, que nunca estuvo en Canarias.
Desde 1766 en que murió Domingo de Herrera y Llarena, XII Conde de La Gomera y VI Marqués de Adeje, ningún poseedor de estos títulos vivió en Canarias y sus posesiones estuvieron en manos de administradores, como señala Viera y Clavijo al referirse a que Pascual Belvis de Moncada y su mujer doña Florencia, XIII condesa de La Gomera y VII marquesa de Adeje, “tienen dados en Canarias sus poderes y confiado el gobierno y buena administración del estado al capitán don Francisco del Castillo Santelices, sujeto tan activo como experimentado y que, habiendo sido el secretario y numen del último conde (don Domingo de Herrera y Llarena) está bien instruido en todos los asuntos” (Historia de Canarias, libro XII, 45).
Suprimidos en el siglo XIX los Señoríos jurisdiccionales y los mayorazgos, los posteriores condes de La Gomera y marqueses de Adeje, residentes en Madrid, pudieron vender sus importantes propiedades en Adeje que fueron adquiridas sucesivamente por la familia Curbelo, la Casa Fyffes y la Compañía Agrícola de Tenerife.
El último que ostentó estos dos históricos títulos tinerfeños, fue Nicolás Cotoner y Cotoner, también XXII marqués de Mondejar, Grande de España, conde de Tendilla y otros títulos, caballero del Toisón de Oro… etcétera, que fue jefe de la Casa de S.M. el Rey Don Juan Carlos desde 1975 a 1990 y falleció el 6 de marzo de 1996.
En la actualidad los poseen sus hijos, María de la Trinidad, el Condado de La Gomera, y Nicolás Cotoner y Martos, el Marquesado de Adeje, ambos con residencia en Madrid.
Habrá que inventarse otra historia para acreditar que la talla de la Virgen de la Candelaria de la iglesia de Santa Úrsula de Adeje fue “robada” por un marqués de Adeje, de nombre Pedro de Ponte, en el año 1826.
¡Como el libro que se nos anuncia tenga este “rigor científico-histórico” estamos aviados!